El dictador Bashar al-Assad recibe asilo político en Moscú tras el colapso de su régimen

 El dictador Bashar al-Assad recibe asilo político en Moscú tras el colapso de su régimen

El derrocado líder sirio Bashar al-Assad y su familia han encontrado asilo político en Moscú, según informaron fuentes locales. Las autoridades rusas justificaron esta decisión por «motivos humanitarios», tras la dramática caída del régimen que lideró durante 24 años en medio de una sangrienta guerra civil.

La agencia de noticias Interfax citó una fuente anónima que confirmó: “El presidente sirio Al-Assad llegó a Moscú. Rusia les concedió asilo (a él y a su familia) por motivos humanitarios”. Este movimiento ocurre luego de que grupos rebeldes islamistas, encabezados por la coalición Hayat Tahrir al Sham (HTS), irrumpieran en Damasco en una fulminante ofensiva lanzada desde Idlib el 27 de noviembre, poniendo fin al régimen.

El domingo, miles de sirios inundaron las calles para celebrar la caída del gobierno. Imágenes transmitidas por medios locales mostraron multitudes destruyendo estatuas de Bashar al-Assad y de su padre, Hafez al-Assad, quien gobernó Siria durante casi tres décadas antes de su hijo. Decenas de manifestantes también saquearon la lujosa residencia presidencial en la capital.

La entrada triunfal de los rebeldes en Damasco fue liderada por el jefe de HTS, Abu Mohamed al-Jolani, quien pronunció un discurso en la icónica mezquita de los Omeyas, un símbolo histórico en el corazón de la ciudad. Poco después, el nuevo liderazgo instauró un toque de queda para controlar la situación en la capital.

La caída de al-Assad marca un punto de inflexión en un conflicto que dejó más de una década de devastación. Desde el inicio de la última ofensiva, al menos 910 personas, incluidas 138 civiles, han perdido la vida, mientras que 370.000 han sido desplazadas, según datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos y la ONU.

Rusia, principal aliado de al-Assad durante la guerra civil, proporcionó recursos bélicos y apoyo diplomático para mantenerlo en el poder. Sin embargo, con el régimen colapsando, el Kremlin parece haber cerrado filas para garantizar la seguridad del exmandatario y su familia.

El futuro de Siria queda ahora en manos de una alianza rebelde cuya capacidad de gobernar y estabilizar el país sigue siendo incierta. Entretanto, al-Assad inicia su nueva vida en el exilio, bajo la protección de quienes fueron sus mayores aliados en los años más oscuros de su gobierno.

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