El fuego arrasó su casa, pero la solidaridad le da fuerzas para seguir
El 30 de enero, Manuel Despósito enfrentó uno de los momentos más críticos de su vida. Desde su casa en Mallín Ahogado, en las afueras de El Bolsón, vio cómo el incendio forestal avanzaba sin control. «Pude sacar a mi familia justo a tiempo», escribió en un grupo de WhatsApp, antes de que las llamas consumieran todo a su paso.
La tragedia forma parte de un desastre mayor: 3.000 hectáreas incendiadas, 200 familias afectadas y unas 700 estructuras destruidas en la región. En total, entre Río Negro, Chubut y Neuquén, el fuego ya ha arrasado con más de 23.000 hectáreas.

Desde la casa de sus suegros en El Bolsón, Manuel recuerda su vida antes del fuego. Criado en Mallín Ahogado, volvió allí junto a su pareja, Valeria, para transformar la chacra familiar en un emprendimiento gastronómico. En 2020 fundaron «Amigar», una panadería artesanal. Con esfuerzo y amor, levantaron su hogar y su sustento. Hoy, todo ha desaparecido.
Los incendios en la Patagonia son una amenaza recurrente, pero nunca imaginaron que les tocaría perderlo todo. «Aquella casa de piedra y madera que nos costó tanto reconstruir se esfumó en el fuego», dice Manuel. Solo lograron rescatar lo esencial: documentos, algunas pertenencias y la masa madre de su panadería, que simboliza su esperanza de volver a empezar.

A pesar del dolor, el apoyo de la comunidad es un faro en la oscuridad. Manuel destaca la solidaridad de vecinos, panaderos y escritores como Hernán Casciari. «El amor llega por todos lados», expresa. Sabe que la reconstrucción llevará tiempo, pero en medio del desastre, encuentra pequeñas señales de resiliencia, como la abeja que su pareja fotografió polinizando una flor entre los escombros.
Cómo ayudar Para colaborar con Manuel y su familia: @amigar.panes en Instagram. Para donaciones a las brigadas que combaten el fuego: @brigadaforestalmallin y @brigadaandina.


