El legado inconcluso del kirchnerismo: las represas de Santa Cruz siguen paralizadas

Siguen los despidos en las represas de Santa Cruz: incertidumbre política y falta de definiciones
A pesar de los esfuerzos del gobierno de Santa Cruz para reactivar las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, el proyecto continúa paralizado. En los últimos días, se sumaron 23 despidos entre los trabajadores que aún realizan tareas de mantenimiento. La intervención del gremio de la construcción permitió la conciliación obligatoria, lo que suspendió temporalmente las desvinculaciones. Sin embargo, la situación sigue siendo incierta, con 2.500 operarios ya fuera del proyecto y pocas señales de una pronta reactivación.
El secretario adjunto de la UOCRA Comodoro Rivadavia, Rubén Crespo, señaló que el gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal, mantuvo reuniones en Buenos Aires para buscar una solución. Según el dirigente sindical, desde Nación le habrían asegurado que no consideran a Santa Cruz una provincia «enemiga» y que no desean un conflicto mayor en la región. No obstante, Crespo advirtió que la falta de avances concretos mantiene la incertidumbre entre los trabajadores.
Un proyecto marcado por la ineficiencia y la falta de financiamiento
Las represas de Santa Cruz debían estar terminadas en 2020, pero la obra presenta un avance de apenas el 20% en la Néstor Kirchner y del 45% en la Jorge Cepernic. La inversión total del proyecto asciende a 4.700 millones de dólares, con financiamiento de bancos chinos y la participación de la empresa Gezhouba Group International. Sin embargo, desde mediados de 2023, está bloqueado un desembolso de 800 millones de dólares, lo que complica aún más el panorama.
El consorcio que maneja la obra está integrado por la firma china (con el 54% de participación), Eling Energía (ex Electroingeniería) con el 36% y Hidrocuyo con el 10%. Electroingeniería, en particular, tuvo un crecimiento significativo durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, lo que genera suspicacias sobre su rol en la paralización del proyecto.
Según Crespo, «el gobierno nacional no quiere reactivar la obra porque beneficiaría a una empresa ligada al kirchnerismo». A esto se suma el supuesto descontento de la empresa china ante el giro geopolítico de la administración Milei, que ha estrechado lazos con Estados Unidos.
Impacto económico y futuro incierto
La paralización de las represas no solo afecta a los trabajadores, sino también a la economía nacional. Se estima que la falta de actividad genera pérdidas de más de 3,5 millones de dólares mensuales, lo que representa aproximadamente 1.300 millones de dólares al año. Estos costos incluyen el mantenimiento de la obra y la necesidad de importar energía en invierno, dado que las represas aportarían un 4,5% adicional al sistema eléctrico nacional y aumentarían en un 15% la producción de energía hidroeléctrica.
A esto se suman los conflictos por financiamiento: la UTE exige al gobierno el reconocimiento de una deuda acumulada durante la pandemia, lo que ha complicado aún más las negociaciones. Mientras tanto, los trabajadores siguen esperando respuestas y la incertidumbre se mantiene en un proyecto que, a más de una década de su anuncio, sigue sin concretarse.