En Argentina, por cada auto que comprás, le regalás otro al Estado en impuestos
Comprar un auto 0km en Argentina significa pagar una de las cargas impositivas más altas de la región, lo que convierte a los vehículos en bienes prácticamente de lujo. Dependiendo del modelo y su origen, los impuestos pueden representar entre el 53% y hasta el 196% del valor final. En otras palabras, cada vez que adquirís un auto, el equivalente al costo de otro vehículo queda en manos del Estado.
La fuerte presión fiscal no solo afecta a los vehículos importados, sino también a aquellos producidos en el país, encareciéndolos significativamente en comparación con otros mercados de la región. Por ejemplo, un Porsche 911 Carrera, que en Argentina cuesta 400.000 dólares, se consigue por menos de 150.000 dólares en países como Chile o Brasil. Lo mismo ocurre con modelos más accesibles, como el Volvo EX310, que en Argentina vale casi el doble que en Estados Unidos.
Según César Litvin, especialista en materia tributaria, «la acumulación de impuestos nacionales, provinciales y municipales sobre un auto nuevo puede superar ampliamente el costo real del vehículo, generando un impacto en cascada que también encarece el mercado de autos usados». Además, señala que «el impuesto interno, conocido como impuesto al lujo, y el de Ingresos Brutos son de los más distorsivos, mientras que otros como el de Sellos parecen salidos de la edad media».
Los impuestos detrás del precio de un auto
El alto costo de los vehículos en Argentina se debe a una compleja estructura impositiva que incluye:
- Impuestos nacionales:
- IVA (21%)
- Impuestos internos (hasta el 54% en algunos casos)
- Impuesto a las ganancias y a los débitos y créditos bancarios
- Contribuciones patronales y aranceles de importación
- Impuestos provinciales:
- Ingresos Brutos (5,54%)
- Impuesto de Sellos (2,6%)
- Tributos municipales:
- Tasas locales que pueden representar hasta un 2,8% del precio final
Para los autos producidos en el país, la carga impositiva promedio alcanza el 53,4%, pero si el modelo está gravado por el impuesto interno, esta cifra puede escalar al 99,7%. Por su parte, los autos importados extrazona soportan derechos de importación del 35% y una presión fiscal total que puede alcanzar el 196%.
Impacto en el mercado
La elevada carga fiscal no solo afecta a los compradores, sino también a la industria automotriz local y al mercado de usados. Los autos nuevos, con precios elevados, terminan marcando un piso alto para las unidades usadas. Aunque el Gobierno eliminó recientemente el impuesto PAIS para ciertos vehículos, el impacto en los precios ha sido mínimo frente al peso del resto de los tributos.
“Mientras no haya una reforma tributaria integral que elimine los impuestos más distorsivos, los autos seguirán siendo inaccesibles para la mayoría de los argentinos», concluye Litvin. La esperanza está en una eventual reestructuración fiscal que permita reducir los precios de los vehículos, incentivando así el acceso a la movilidad y el desarrollo del sector.


