Forjando guardianes del cielo: así se preparan los pilotos argentinos para operar los F-16

 Forjando guardianes del cielo: así se preparan los pilotos argentinos para operar los F-16

En la base de la IV Brigada Aérea, ubicada en El Plumerillo, Mendoza, jóvenes pilotos argentinos se entrenan para convertirse en los custodios del cielo nacional. Esta escuela, cuna de los aviadores de caza, es donde se forjan los futuros operadores de los modernos aviones F-16, un hito tecnológico para la Fuerza Aérea Argentina.

El camino del piloto de caza

Antes de alcanzar los controles de un F-16, los aspirantes deben superar años de formación rigurosa. El proceso comienza en la Escuela de Aviación Militar, en Córdoba, donde obtienen el título de oficial tras cursar una licenciatura de cuatro años. De allí, los mejores son seleccionados para especializarse en transporte, helicópteros o caza.

En Mendoza, el curso de aviador de caza tiene una duración de un año e incluye 100 horas de vuelo. Según el vicecomodoro Germán Sosa, jefe del Escuadrón IA-63 Pampa II, los pilotos enfrentan desafíos intelectuales y físicos extremos. “Deben dominar maniobras tácticas, navegación, combate aire-aire y el uso de armamento. Todo esto, mientras resisten la fuerza-G, una experiencia que puede causar desmayos si no se ejecutan las técnicas correctas”, explica.

El IA-63 Pampa II: El primer escalón

Para la formación inicial, los pilotos utilizan el IA-63 Pampa II, un avión biplaza diseñado y fabricado en Argentina. Este modelo permite que instructor y alumno trabajen juntos en tiempo real, replicando las condiciones que enfrentarán en el aire. Además, la brigada cuenta con un simulador de última generación, desarrollado por FADEA, que recrea situaciones de vuelo y emergencias, optimizando recursos y tiempo.

Un legado de héroes

El comodoro Ariel Ambrogi, responsable de la IV Brigada, destaca la importancia histórica y simbólica del lugar. Desde la epopeya sanmartiniana hasta el heroísmo de los pilotos en la Guerra de Malvinas, El Plumerillo ha sido un semillero de patriotas. “El ejemplo de nuestros veteranos inspira a los jóvenes pilotos que hoy se preparan para defender nuestra soberanía”, afirma.

Expectativas por los F-16

Con la llegada de estos cazas de avanzada, la Fuerza Aérea Argentina da un salto tecnológico crucial. “Es un momento histórico”, asegura Ambrogi. Mientras tanto, jóvenes como el alférez Marcos Verón, oriundo de Necochea, se preparan con dedicación y orgullo. “Me inspiran los héroes de Malvinas. Entrenar donde ellos lo hicieron es un honor inmenso”, confiesa.

El trabajo en equipo, clave en el aire

La formación no se limita a habilidades técnicas. Según Sosa, los aviadores aprenden que la supervivencia en el aire depende de la confianza mutua. “En situaciones críticas, tu compañero es quien te salva la vida. Es un equipo unido por la responsabilidad y el compromiso con la patria”, destaca.

Desde El Plumerillo, la historia, la tecnología y la pasión se entrelazan para escribir el próximo capítulo de la aviación militar argentina. Los cielos del país están en buenas manos.

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