Formarse en casa ahora suma: estudiantes que cursaron en Argentina tendrán ventaja en residencias médicas
Residencias médicas: nuevo sistema prioriza a egresados de universidades argentinas
El Ministerio de Salud de la Nación anunció un cambio clave en el sistema de ingreso a las residencias médicas. A partir de ahora, los médicos que hayan cursado toda su carrera de grado en universidades argentinas recibirán cinco puntos adicionales en el orden de mérito, medida que impactará directamente en el acceso a estos programas de formación.
La decisión, que comenzará a regir en el próximo Concurso Unificado, busca “terminar con una distorsión histórica” y reconocer el esfuerzo de quienes eligieron formarse en el país. El nuevo esquema mantendrá los criterios tradicionales —promedio académico y resultado del Examen Único—, pero sumará ese puntaje extra a quienes acrediten estudios completos en instituciones nacionales.
Según datos oficiales, este año hay 7.277 aspirantes a residencias: 4.853 son egresados de universidades argentinas y 2.424 de extranjeras. En la última adjudicación, 679 cupos fueron ocupados por médicos formados fuera del país. El Ministerio señaló que el anterior sistema “no contemplaba las diferencias entre los modelos educativos” y que, en la práctica, “dejaba en desventaja a los profesionales locales”.
Las residencias médicas en Argentina son programas de especialización remunerados y de tiempo completo. Son un paso fundamental para la certificación como especialistas y se desarrollan en hospitales públicos y privados. Las especialidades van desde medicina clínica y pediatría hasta cirugía y psiquiatría.
Desde el Gobierno afirman que la nueva medida no elimina la competencia, sino que busca equilibrar el sistema. “No es contra los médicos extranjeros, sino a favor de los nuestros”, expresó un funcionario del área. Sin embargo, algunas voces advierten que podría afectar el intercambio académico internacional y generar tensiones en el acceso equitativo.
El cambio ya genera repercusiones entre los postulantes y reabre el debate sobre cómo compatibilizar mérito, soberanía educativa y apertura global.


