Historias de amor y dolor: familias argentinas regresan a Malvinas para honrar a sus héroes
En un emotivo viaje cargado de recuerdos y sentimientos, 150 familiares de caídos en la Guerra de Malvinas llegaron al cementerio de Darwin para rendir homenaje a sus seres queridos. Este fue el tercer viaje organizado con éxito gracias al incansable trabajo de la Comisión de Familiares de Caídos, en coordinación con los gobiernos de Argentina y el Reino Unido, y con el apoyo de Aeropuertos Argentina y el empresario Eduardo Eurnekian.
Un compromiso eterno con la memoria
Eurnekian, clave en la construcción y mantenimiento del cementerio argentino en Darwin, asumió una responsabilidad que el Estado no quiso llevar adelante. Su apoyo permitió no solo mejorar las instalaciones, sino también financiar los vuelos chárter que hacen posible este reencuentro entre familias y sus seres queridos caídos en combate. Para muchos, esta fue la primera oportunidad de visitar las tumbas; para otros, quizás la última.
La jornada, marcada por un clima implacable con vientos helados y agua nieve, no detuvo a los familiares, entre los que se encontraban padres y madres de avanzada edad, muchos de ellos superando los 85 años. Este grupo incluyó también a familiares de víctimas del Crucero General Belgrano y del Isla de los Estados, ampliando el homenaje a quienes dieron su vida por la patria.
Historias que conmueven
Emilia Fernández, de 94 años, fue una de las protagonistas de esta jornada. En silla de ruedas y asistida por su nieto Luis, pasó gran parte del tiempo junto a la tumba de su hijo. Luis lleva tatuado en su brazo una imagen que representa a Emilia frente a la cruz blanca, con su hijo arrodillado en traje de soldado, un símbolo de amor y sacrificio que ha dado la vuelta al mundo. Emilia decoró la cruz con flores tejidas al crochet, un gesto tan simple como profundamente simbólico.
Por su parte, Coca Calbín, madre de Horacio Balvidares, confesó que este sería su último viaje. Conmovida por los recuerdos, habló del sacrificio de su hijo, quien murió heroicamente en la noche del 13 de junio tras rescatar a un compañero herido. Coca, acompañada por su hijo Alejandro, recorrió el cementerio con la ayuda de un bastón, mostrando una vez más la fortaleza de las madres que han vivido el dolor de perder a sus hijos en la guerra.
Gestos que trascienden
El viaje fue posible gracias a las gestiones de las autoridades argentinas. Durante una reunión en el Hotel Presidente, los familiares recibieron la visita del canciller Gerardo Werthein y de su antecesora Diana Mondino, cuyo trabajo fue crucial para que este homenaje se concretara.
En cada visita al cementerio de Darwin, se revive no solo el recuerdo de los soldados caídos, sino también el compromiso de las familias por mantener viva su memoria. Este viaje no solo honra a los héroes, sino que refuerza los lazos de amor, dolor y gratitud que unen a los argentinos con aquellos que dieron todo por su país.


