Justicia garantista: el dolor de las víctimas y la impunidad de los asesinos

 Justicia garantista: el dolor de las víctimas y la impunidad de los asesinos

Desgarrador pedido de Justicia de la mamá de Kim: “Me destrozaron a mi bebé, no me puedo olvidar las imágenes”. Florencia se refirió por primera vez al crimen de su hija, la niña de 7 años que murió en el medio del robo de un auto.

El crimen de Kim Gómez, la niña de 7 años que murió brutalmente arrastrada en el robo de un auto en La Plata, volvió a poner en debate el modelo de Justicia garantista que protege a los delincuentes menores de edad mientras las víctimas quedan en el olvido.

Florencia, la madre de la niña, rompió el silencio y expresó su angustia al ver cómo los responsables del asesinato de su hija reciben más protección legal que su propia familia. “Me destrozaron a mi bebé. No puedo olvidar sus imágenes”, dijo entre lágrimas, junto al padre de la menor, Marcos Gómez.

Los responsables del crimen son dos adolescentes de 17 y 14 años. El mayor de ellos, identificado como T.G., tenía antecedentes por robo de automóviles y había sido detenido en febrero. Sin embargo, la fiscal del caso, Sabrina Caldera, decidió no solicitar su detención, y el menor fue entregado nuevamente a sus padres. Solo días después, participó del hecho que terminó con la vida de Kim.

El otro implicado, de 14 años, está alojado en un centro de contención, pero la ley argentina impide que sea condenado por su edad. En otras palabras, no enfrentará consecuencias reales por el asesinato. Este punto reabre el debate sobre la baja de la edad de imputabilidad, una discusión que el kirchnerismo y sectores garantistas han bloqueado sistemáticamente, priorizando los derechos de los delincuentes por sobre la seguridad de la sociedad.

Las imágenes de las cámaras de seguridad y los testimonios de testigos son escalofriantes: los delincuentes intentaron arrojar a Kim por la ventana del auto robado y, al no lograrlo, la arrastraron varias cuadras, provocándole múltiples fracturas y heridas fatales. La autopsia confirmó que la causa de muerte fue un shock hipovolémico producto de los traumatismos.

A pesar de la contundencia de las pruebas, la sensación de impunidad persiste. “Vamos a hacer justicia, pero no me voy a quedar solo en esto. Estos chicos se van a tener que hacer responsables”, dijo el padre de Kim.

El caso pone en evidencia una Justicia que, lejos de proteger a los ciudadanos, deja en libertad a criminales con antecedentes, permitiendo que sigan delinquiendo hasta que una tragedia sacuda a la sociedad. La pregunta sigue siendo la misma: ¿Cuántas muertes más harán falta para que el sistema cambie?

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