Las heridas que dejó Arcioni: deuda, crisis y un Estado paralizado

El peso de la mala gestión: el legado económico y político de Arcioni en Chubut
La gestión de Mariano Arcioni al frente de la provincia de Chubut dejó un panorama desolador: una provincia sumida en el endeudamiento, una crisis social que golpea a sus habitantes y un descrédito político que todavía resuena en la administración pública. Las recientes declaraciones del exsecretario de Trabajo provincial, Cristian Ayala, dejan en claro que las secuelas de esos años de gobierno aún condicionan el presente y futuro del territorio chubutense.
Uno de los aspectos más críticos de la administración Arcioni fue el manejo de las finanzas públicas. Durante su mandato, la provincia se endeudó a niveles alarmantes, comprometiendo recursos futuros y dejando a los trabajadores estatales en una incertidumbre constante debido a los retrasos salariales. Esta crisis no solo afectó a la administración pública, sino que también golpeó al sector privado, con empresas locales enfrentando dificultades para cobrar pagos del Estado y sostener empleos.
La ciudad de Trelew se convirtió en un símbolo del colapso económico provincial. Según Ayala, la situación en esta localidad es alarmante: «Vemos una ciudad devastada, sin rumbo, donde muchos vecinos están vendiendo sus bienes para poder sobrevivir». La falta de planificación y respuestas concretas durante el gobierno de Arcioni dejó un entramado productivo debilitado y una comunidad que sigue padeciendo los efectos de la crisis.
Otro factor que marcó la gestión de Arcioni fue la inestabilidad política. La rotación constante de ministros y funcionarios generó un Estado fragmentado y carente de rumbo. A pesar de que algunos exfuncionarios de su gobierno han sido reubicados en la nueva gestión de Ignacio Torres, la sombra de su administración sigue siendo un tema de debate.
Con la mirada puesta en las elecciones legislativas de 2025, Ayala advirtió sobre la necesidad de construir una alternativa política que evite repetir los errores del pasado. «La gente tiene la necesidad del trabajo hoy, de la comida hoy, de respuestas hoy. Debemos construir una opción que realmente resuelva los problemas y no venda espejitos de colores», enfatizó.
El desafío para Chubut no solo radica en superar la crisis económica heredada, sino también en reconstruir la confianza de la sociedad en sus dirigentes. Con una provincia golpeada por las decisiones del pasado, la pregunta clave es: quién asumirá el compromiso de ofrecer soluciones reales y no solo discursos vacíos?