Niños argentinos asesinados por Hamás: el silencio cómplice de la izquierda

 Niños argentinos asesinados por Hamás: el silencio cómplice de la izquierda

La complicidad de la izquierda argentina con el terrorismo: ¿Hasta cuándo?

El horror se confirma una vez más. Hamás anunció que los argentinos Kfir Bibas, de apenas 2 años, su hermano Ariel, de 5, y su madre Shiri, secuestrados el 7 de octubre de 2023, están muertos. El grupo terrorista que perpetuó la masacre de cientos de civiles israelíes ahora se adjudica el asesinato de estos niños y promete devolver sus cuerpos a Israel en los próximos días.

Esta atrocidad es, sin duda, uno de los crímenes más despiadados de nuestro tiempo. Sin embargo, mientras el mundo se estremece ante el horror, hay quienes en Argentina siguen justificando, relativizando o directamente apoyando a quienes perpetran estos crímenes.

Bajo el disfraz del “antisionismo” y la “causa palestina”, movimientos de izquierda han tomado las calles en varias ciudades del país para defender lo indefendible: un grupo terrorista que no solo asesina civiles sino que utiliza a su propia población como escudo humano. Desde organizaciones sociales hasta ciertos sectores políticos, la narrativa es siempre la misma: demonizar a Israel y victimizar a los verdugos.

Lo más escandaloso es que lo hacen en nombre de los derechos humanos, los mismos que Hamás pisotea sistemáticamente. En Israel, árabes, judíos, cristianos y personas de todas las religiones conviven bajo un sistema democrático donde hay libertad de expresión y de culto, algo impensable en los territorios controlados por Hamás, donde la disidencia se paga con la muerte.

La pregunta es inevitable: ¿qué clase de progresismo puede justificar el asesinato de niños? ¿Cómo puede una ideología que dice defender a los oprimidos callar o, peor aún, celebrar la barbarie?

No se trata de ideología, sino de humanidad. Justificar la masacre de civiles, y en especial de niños, es cruzar una línea de la que no hay retorno. Argentina, un país que históricamente fue refugio de quienes huían de la persecución y el terror, no puede convertirse en cómplice de quienes promueven el odio y la violencia.

Es hora de que los líderes políticos y sociales dejen de mirar para otro lado y condenen con claridad a los asesinos. No hacerlo es validar sus crímenes.

La historia juzgará.

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