Senadora PRO Andrea Cristina: decisiones polémicas y aislamiento político
La senadora chubutense Andrea Cristina ha vuelto a quedar en el centro de la escena por sus controvertidas decisiones en la Cámara Alta, destacándose, una vez más, por su capacidad de contradecir a la mayoría, aunque ello la lleve a quedar en una posición aislada y debilitada políticamente.
En esta ocasión, Cristina votó en contra de la expulsión del senador Edgardo Kueider, detenido en Paraguay con 200 mil dólares sin declarar, sumándose a una minoría insignificante de apenas tres senadores. La moción para la expulsión del entrerriano fue aprobada con 60 votos a favor, dejando a Cristina en una posición que generó amplio repudio y cuestionamientos dentro y fuera de su espacio político.
A través de un comunicado, la senadora intentó justificar su decisión argumentando que prefería una suspensión que respetara «el debido proceso». Sin embargo, esta postura no solo la distanció de la mayoría del Senado, sino también de su propio bloque, Juntos por el Cambio, que votó dividido. Algunos legisladores del espacio se alinearon con el consenso mayoritario, mientras que otros pocos acompañaron a Cristina en su postura.
Este episodio no es un caso aislado. Andrea Cristina, de apenas 33 años y que llegó al Senado como segunda suplente, ha acumulado una serie de decisiones que han generado controversia y puesto en entredicho su capacidad para construir consenso. A principios de año, la senadora fue protagonista de un escándalo al impedir que se tratara sobre tablas un proyecto impulsado por el gobernador Ignacio Torres para coparticipar parte del Impuesto al Cheque, argumentando confusión en una decisión que su propio espacio político debió aclarar después.
Además, Cristina fue vista en primera fila en un acto encabezado por la vicepresidenta Victoria Villarruel, respaldando un proyecto sin apoyo legislativo que buscaba resarcir a las víctimas de los grupos guerrilleros de los años 70. Estas acciones, lejos de posicionarla como una figura constructiva, han reforzado su imagen de aislamiento y descoordinación.
Lo único que parece claro es que la senadora no teme desmarcarse de la corrección política ni de las posturas mayoritarias, aunque ello signifique generar ruido político constante y desacuerdos dentro de su propio espacio. Sin embargo, este «criterio propio» tan repetido podría terminar siendo más un obstáculo que una virtud en su carrera legislativa, dejando a Andrea Cristina como un ejemplo de cómo decisiones desconectadas de la realidad política pueden minar la credibilidad y efectividad de un legislador.


