Terror y control: el impacto del fundamentalismo islámico sobre las mujeres en Siria
La provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, representa un ejemplo impactante de cómo el islamismo radical puede transformar la vida cotidiana, especialmente para las mujeres. Gobernada desde 2017 por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS), liderado por Ahmed al-Shara, conocido anteriormente como Abu Mohamed Al-Golani, esta región se ha convertido en un enclave político y social bajo la estricta aplicación de la ley islámica, la sharia.
Idlib funciona casi como un microestado. Allí, el uso de la libra turca y la presencia de banderas de Turquía en puntos estratégicos reflejan la influencia directa de Ankara. Sin embargo, las restricciones sociales y culturales son las que definen la experiencia de quienes viven o visitan el territorio.
Una periodista relató cómo, a pesar de haberse adaptado a las reglas locales al cubrirse el cabello, enfrentó agresiones verbales por usar pantalones, algo considerado inaceptable. “¡Las mujeres no pueden vestirse así aquí!” fue el grito de un hombre indignado, dejando claro el estricto código moral que impera en la región. Esta situación, además de intimidante, refleja la falta de tolerancia hacia cualquier expresión que no se ajuste al rígido marco impuesto por HTS.
La provincia, hogar de alrededor de dos millones de personas, es un bastión del islamismo radical. Aunque algunos residentes elogian la seguridad y los servicios básicos que ahora disfrutan, otros ven con inquietud la pérdida de libertades individuales, especialmente en lo que respecta a las mujeres. Las pocas que accedieron a hablar defendieron el uso del velo y las normas conservadoras como algo «normal», mientras otros residentes justificaron las restricciones en nombre de la estabilidad y la tradición.
Idlib sigue siendo un territorio marcado por el control, la vigilancia y las reglas estrictas, con un enfoque particular en limitar la visibilidad y la libertad de las mujeres. Este enclave, que simboliza la caída del régimen de Bashar al-Assad, plantea preguntas inquietantes sobre el futuro de Siria bajo el modelo de gobierno que busca imponer HTS.
La historia de Idlib es un recordatorio de cómo las ideologías extremas pueden transformar sociedades enteras, dejando a las mujeres en una posición especialmente vulnerable.


